Para ambos, el margen de error se agotó. La Verde, que todavía sueña con repetir la gesta de 1994, necesita hacerse fuerte en su feudo más temido para mantener viva la ilusión.

Con 14 puntos y en la octava plaza, una victoria ante los chilenos la pondría de lleno en la pelea por el repechaje. Apoyamos en uno de sus principales aliados, la altura, Bolivia tiene que sumar de a tres y esperar que Venezuela no sume en Montevideo.

Chile, por su parte, llega en una situación aún más comprometida. Último en la tabla, sin gol, sin respuestas y con una generación que se apaga lentamente, una derrota de la Roja, que dirige Ricardo Gareca, sería el cierre definitivo para un ciclo que ya se estiró demasiado.

Si bien Chile aún tiene posibilidades matemáticas, la respuesta en la cancha no augura un buen presente y futuro a corto plazo. La renovación de los jugadores de la Roja es incuestionable y un proceso que puede llevar varios años.