Fernando es oriundo de la ciudad de Itá, en el departamento Central. Nos cuenta que, gracias al sacrificio, logró recibirse como maestro de primaria, considerando que proviene de una familia humilde, donde fue criado por sus abuelos. Siendo ya educador, tuvo la oportunidad de trabajar en una institución educativa en Fuerte Olimpo, donde incluso logró acceder al beneficio de la jubilación.

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Logró formar una familia y es padre de cuatro hijos. Junto a su esposa Gloria, lograron educar de buena manera a sus descendientes, basándose en el esfuerzo y los valores. Como tantos otros padres de esta zona, tuvieron que ver partir a sus hijos hacia la capital del país cuando estos culminaron sus estudios secundarios, para continuar su formación profesional.

El educador, en sus tiempos libres, realizaba trabajos de electricidad, área que maneja a la perfección, y junto a su mujer, también funcionaria pública, juntaban lo que podían para enviar a sus hijos y así solventar los gastos de estadía y estudio de ellos. Fueron años de mucho sacrificio, recuerda Fernando, pero gracias a Dios todo fue recompensado, pues hoy son ya profesionales.

Fernandito es químico, las mellizas Macarena es ingeniera agrónoma y Jazmín culminó la carrera de Contabilidad, todos ellos en la Facultad de la Universidad Nacional de Asunción, nos dice orgulloso el padre

La familia fue afectada por la muerte de su hija Noemí, quien falleció a causa del COVID-19, dejando huérfanos a dos hermosos hijos, Francisco y Thiago, aún pequeños. Actualmente, ellos viven con sus abuelos, quienes se encargan de cuidarlos y enviarlos a la escuela. “De nuevo volvimos a ser padres”, refiere el entrevistado.

Fernando nos cuenta que lo mejor que le pudo pasar es ser papá. Esto ocurrió en 1994, cuando fue padre por primera vez, lo cual fue una gran satisfacción, además de un gran compromiso en la responsabilidad de criar a sus hijos, pues se debe trabajar en inculcar valores positivos.

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Lamentablemente, hoy en día vemos cómo se pierden los valores dentro de las familias. Por eso, los hijos no tienen la fortaleza para vencer las dificultades que se les presentan en la vida. Precisamente, la práctica de valores positivos ayudó a mis hijos para que, a pesar de estar solos en la capital del país, pudieran llegar a la meta y hoy en día sean profesionales.

Muchos padres se descuidan con el mal uso de la tecnología, al punto que varios compran a sus hijos celulares a temprana edad, sin que exista ningún tipo de control sobre su uso, haciendo que de esta forma el avance tecnológico se vuelva destructivo para los niños y jóvenes, dijo finalmente el maestro.